L-V: 9 a 17:30
Noticias

Psicología Evolutiva y Normas Viales: Perspectiva del Profesor de Autoescuela

Psicología Evolutiva y Normas Viales: Perspectiva del Profesor de Autoescuela
Tabla de contenidos

La psicología evolutiva o del desarrollo. De un profesor de autoescuela

La psicología evolutiva, también conocida como del desarrollo, aborda los cambios psicológicos a lo largo de la vida humana, los cuales son influenciados por factores internos (heredados) y externos (ambientales). Estos cambios pueden ser cuantitativos, como el número de respuestas emitidas, o cualitativos, como cambios en la forma de responder.

Se distinguen tres ámbitos de desarrollo: biofísico, cognitivo y socio-afectivo, cada uno estudiando aspectos específicos del crecimiento y maduración del individuo. Estos se dividen en seis etapas con cambios significativos, desde la primera infancia hasta la vejez.

Es importante considerar otros factores además de la maduración al establecer las líneas divisorias entre las edades, como las características genéticas, culturales, históricas y sociales, así como las particularidades individuales y contextuales. Estos elementos influyen en el desarrollo humano de manera compleja y continua a lo largo de la vida.

Las teorías del desarrollo según el profesor de autoescuela

Las teorías del desarrollo han sido moldeadas por importantes figuras como Rousseau y Darwin. Rousseau destacó la bondad natural del niño y la importancia de facilitar su aprendizaje a través de estímulos adecuados. Por otro lado, Darwin introdujo la teoría de la selección natural, que destaca la supervivencia de los individuos mejor adaptados a su entorno.

Hasta la década de 1960, predominaba el mecanicismo, que consideraba que la conducta se formaba a partir de la experiencia individual. Dentro de este enfoque se encuentran el conductismo de Skinner, el aprendizaje social de Bandura y los modelos organísmicos que enfatizan el plan de desarrollo innato del individuo.

Freud exploró las raíces inconscientes de los problemas y Piaget delineó tres estadios del desarrollo cognitivo. Sin embargo, la psicología evolutiva contemporánea se basa en teorías como la etología, la ecología, la cognitivo-evolutiva y el análisis socio-genético e histórico cultural, destacando la de Vygotsky.

La teoría de Vygotsky se centra en el aprendizaje sociocultural y la interacción educativa, considerando el contexto social como un factor central en el desarrollo. Introduce conceptos como la zona de desarrollo próximo y destaca la importancia de la interacción social y el aprendizaje escolar congruente con el nivel de desarrollo del niño.

Los tópicos evolutivos en la disciplina comprenden la herencia-medio, la sincronía-disincronía y la continuidad-discontinuidad.

En cuanto a la herencia-medio, se distingue entre lo cerrado, como los rasgos inmodificables y los planes arquitectónicos del organismo, y lo abierto, como el ambiente y las relaciones emocionales. La epigénesis humana sigue un desarrollo probabilístico y se manifiesta a través de relaciones pasivas (transmitidas de padres a hijos), evocativas (características hereditarias que requieren estimulación específica) y activas (elección de actividades basada en componentes genéticos).

En relación con la sincronía-disincronía, se argumenta que el desarrollo sincrónico del lenguaje y el paso de un estadio a otro son cronológicos, especialmente evidentes en los primeros tramos del desarrollo. Sin embargo, en aspectos psicológicos, se considera que los estadios son independientes y heterogéneos, marcando el surgimiento de la responsabilidad en diversas culturas.

Por último, el tópico continuidad-discontinuidad sugiere que la personalidad se establece desde los primeros años de desarrollo y puede mantenerse o adaptarse según los distintos momentos evolutivos, influenciada por las características individuales y las experiencias con el entorno.

El establecimiento de normas viales: La importancia de la educación vial

En la sociedad, las normas son fundamentales para regular el comportamiento de los individuos. No están destinadas a dictar cómo actuar, sino a establecer límites aceptables para nuestras acciones. Este mismo principio se aplica en el ámbito de la educación vial, donde se transmiten conocimientos, reglas y normas de comportamiento necesarias para desenvolverse adecuadamente como conductor o peatón. La educación vial no solo busca impartir información, sino también fomentar hábitos y actitudes que promuevan la convivencia en las vías públicas.

La integración de las normas de convivencia ocurre a lo largo de un proceso de socialización y aprendizaje que atraviesa cada individuo. Este proceso se desarrolla en tres etapas fundamentales. En primer lugar, la persona aprende a discernir entre el bien y el mal según las normas culturales establecidas, usualmente a través de figuras de autoridad como padres o maestros. Luego, el comportamiento se moldea en función de las interacciones sociales, siguiendo la máxima de «tanto recibo, tanto doy». Finalmente, se produce la internalización de las normas, donde la responsabilidad individual adquiere un papel más relevante.

Las pautas de comportamiento de cada individuo se basan en los diferentes estadios evolutivos que atraviesa durante su proceso de socialización y aprendizaje. Este proceso puede resultar en una variedad de comportamientos, desde la sumisión y conformidad hasta la rebeldía y la crítica hacia las normas establecidas. Algunas personas obedecen a la autoridad de manera cautelosa, mientras que otras desafían abiertamente las reglas. Del mismo modo, algunos individuos imitan modelos de comportamiento para justificar infracciones, mientras que otros se diferencian desafiando las normas establecidas.

En resumen, la educación vial desempeña un papel crucial en la formación de conductores y peatones responsables. Al impartir conocimientos y promover actitudes adecuadas, contribuye a la seguridad y la convivencia en las vías públicas. Es fundamental que cada individuo internalice estas normas y las integre en su comportamiento diario para garantizar un entorno vial seguro y ordenado.

Normas viales formales e informales: Garantes de la seguridad vial

La efectividad del sistema de normas de circulación depende en gran medida de su cumplimiento por parte de todos los usuarios de la vía. Cuanto mayor sea el grado de cumplimiento, más seguro será el tráfico en las carreteras.

Las normas de circulación se dividen en dos categorías principales: normas formales e informales. Las normas formales son reglamentadas y obligatorias, como el ceder el paso al vehículo que se aproxima por la derecha en ausencia de señalización. Por otro lado, las normas informales no están codificadas en la ley, pero se generan y aceptan socialmente, siendo respetadas por la mayoría de los usuarios. Por ejemplo, el concepto de «derecho psicológico de preferencia de paso» o la práctica de encender las luces de emergencia al aproximarse a un frenado repentino.

Wilde identifica cuatro tipos de conductores según su cumplimiento de las normas formales e informales. Algunos cumplen las normas informales pero no las formales, mientras que otros hacen lo contrario. También están aquellos que incumplen ambas y aquellos que respetan ambas categorías de normas.

Cuando las normas formales e informales entran en conflicto, el riesgo de accidentes aumenta considerablemente. Sin embargo, si se demuestra que una norma informal es efectiva, puede considerarse su inclusión en la normativa formal o un cambio en las prácticas sancionadoras para su cumplimiento.

El incumplimiento de las normas formales puede resultar en sanciones legales, mientras que el incumplimiento de las normas informales puede tener consecuencias sociales, como el rechazo por parte de la comunidad de conductores. En conjunto, tanto las normas formales como las informales son fundamentales para garantizar la seguridad vial y la convivencia armoniosa en las carreteras.

El aprendizaje vicario: Influencia en el comportamiento vial según el profesor de autoescuela

Los motivos que llevan a las personas a cumplir o infringir las normas de circulación son diversos y pueden estar influenciados por factores como el inconformismo o el desacuerdo, entre otros. Sin embargo, la educación recibida juega un papel fundamental en este proceso.

Numerosos estudios han demostrado que los comportamientos pueden ser contagiosos en el contexto del tráfico y la seguridad vial. Este fenómeno se conoce como «aprendizaje vicario», un término acuñado por Albert Bandura en su teoría del aprendizaje social en 1977. Se refiere a la capacidad de las personas para aprender observando el comportamiento de los demás.

Por ejemplo, cuando un peatón cruza la calle en rojo, puede influir en otros peatones para que también lo hagan, y viceversa. Del mismo modo, cuando un conductor utiliza el intermitente para cambiar de carril o realizar un adelantamiento, el conductor que lo sigue puede imitar este comportamiento y también activar su señal intermitente.

Esta influencia del comportamiento observado en otros puede tener un impacto significativo en la seguridad vial, ya que puede contribuir tanto al cumplimiento como al incumplimiento de las normas de tráfico. Por lo tanto, comprender el fenómeno del aprendizaje vicario puede ser importante para desarrollar estrategias efectivas de educación vial y promover conductas seguras en la carretera.

El aprendizaje vicario: Influencia en el comportamiento vial según el profesor de autoescuela

 

La importancia de la actitud del formador vial

Los formadores viales desempeñan un papel fundamental en la promoción de conductas seguras en la carretera y el fomento del cumplimiento de las normas de circulación. Su labor no se limita únicamente a transmitir conocimientos sobre señales y reglamentos, sino que también implica influir en las actitudes y comportamientos de los conductores y conductoras.

Para lograr este objetivo, es crucial que el formador comprenda las diferentes perspectivas y interpretaciones que el alumnado pueda tener sobre las normas de circulación. Esto le permitirá comunicarse de manera efectiva y persuasiva, ayudando a los estudiantes a comprender la importancia de cumplir las normas y las ventajas que esto conlleva.

Entre las estrategias que puede emplear el formador para promover el cumplimiento de las normas de circulación se encuentran:

  • Promover comportamientos y actitudes que minimicen los riesgos viales, destacando las consecuencias negativas de no cumplir las normas.
  • Fomentar la práctica de acciones significativas que refuercen el respeto a las normas de tráfico, como el uso adecuado de los dispositivos de seguridad y la señalización.
  • Contribuir al desarrollo de una conciencia ciudadana que priorice el respeto a los demás y la seguridad vial como un bien común, fomentando la empatía y la responsabilidad individual.
  • Ayudar a adoptar conductas y hábitos que protejan la salud y la seguridad vial, como el mantenimiento adecuado del vehículo y la planificación de rutas seguras.

En resumen, la actitud del formador vial es crucial para influir positivamente en el comportamiento de los conductores, contribuyendo así a la creación de un entorno vial más seguro y respetuoso para todos los usuarios de la carretera.

¡Compártelo!