La evolución de los controles de alcoholemia en España
El control de alcoholemia en las carreteras españolas tiene una larga historia. Fue en los años 60 cuando comenzaron a realizarse los primeros controles, y en 1973 se fijó por primera vez una tasa máxima de alcoholemia para conducir, que era de 0,8 gramos por litro de sangre. No fue hasta 1989 cuando esta tasa se redujo a 0,5 gramos por litro, que sigue siendo el límite vigente para la mayoría de los conductores hoy en día. En 1979, los controles comenzaron a aplicarse en accidentes e infracciones, y desde 1983 se realizan de manera sistemática.
La expansión de los controles ha sido notable: en 1985 se realizaron medio millón de pruebas con un 1% de resultados positivos, mientras que en 2003, los controles preventivos aumentaron a 2 millones, con un porcentaje de positivos del 4,2%. Para 2014, se alcanzaron 6 millones de pruebas, y los positivos descendieron al 1,5%. Estos avances se vieron reflejados en una mayor persecución penal a los conductores ebrios, especialmente desde la reforma del Código Penal de 2007, que convirtió en delito la conducción con ciertas tasas de alcoholemia.
Más de 500 conductores detectados cada día tras haber ingerido alcohol u otras drogas
Entre el 19 y el 25 de agosto de este año, la Dirección General de Tráfico (DGT) realizó una campaña en la que se llevaron a cabo 225.946 pruebas de alcohol y drogas. El resultado fue alarmante: más de 3.800 conductores dieron positivo, siendo 2.156 por alcohol y 1.645 por consumo de drogas. Según la DGT, el 90% de los positivos se detectaron en controles preventivos en carretera. Además, 227 conductores fueron puestos a disposición judicial por superar la tasa de 0,60 mg/l en aire espirado o por conducir bajo los efectos de las drogas.
Lo más preocupante es que la campaña también detectó 4.570 conductores que, aunque no superaban la tasa máxima permitida, sí habían consumido alcohol. Muchos de ellos habrían dado positivo también si se aplicara la nueva rebaja en la tasa que el Gobierno está considerando.
Marlaska ya anunció en abril que “se incrementarán en 400.000 los controles preventivos de alcoholemia a realizar en las carreteras hasta llegar a los seis millones al finalizar este año. Asimismo, se incrementarán en 20.000 los controles de drogas hasta alcanzar los 120.000 realizados en diciembre de 2024”.
El anuncio del ministro Marlaska: hacia una rebaja en las tasas de alcoholemia
En un reciente desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció que su Ministerio está trabajando «seriamente» en la reducción de las tasas de alcoholemia al volante. Aunque no especificó los detalles de esta rebaja, fuentes del Ministerio señalaron que se baraja una reducción de la tasa actual de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre a 0,20, o lo que es lo mismo de 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado a 0,10, para todos los conductores.
El Ministro Marlaska durante un evento de Seguridad Vial en Moto, en marzo, ya comentó con EMU la medida que acaba de anunciar de la rebaja en Tasa de Alcohol a 0,2 gr/l
El ministro explicó que el Consejo Superior de Tráfico, Seguridad Vial y Movilidad ha señalado la necesidad de ajustar estos niveles para reducir los accidentes de tráfico, ya que el alcohol sigue siendo, tras las distracciones, el segundo factor concurrente en los siniestros mortales. “A la carretera no le importa cuánto has bebido. Solo cero tiene cero consecuencias”, subrayó Marlaska, en referencia a la campaña de la DGT que pone énfasis en el riesgo del más mínimo consumo de alcohol al volante.
Víctimas de accidentes de tráfico aplauden la medida
Las asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico han acogido con satisfacción la propuesta del Ministerio del Interior. Ana Novella, presidenta de Stop Accidentes, destacó que la rebaja en las tasas es esencial “para salvar vidas”, subrayando que si las campañas de concienciación no son suficientes, las sanciones deben ser más estrictas. Por su parte, Mar Cogollos, Directora de AESLEME destaca que por fin se haya atendido esta demanda de su organización. Francisco Canes, presidente de la Asociación DIA de Víctimas de Accidentes, también expresó su apoyo incondicional a la medida, considerándola “una buena decisión que evitará futuras tragedias en las carreteras”.
El riesgo comienza con la primera copa
Según manifiesta Elisa Capote, CEO de DAC Docencia, en entrevista para EMU, incluso con niveles de alcohol por debajo del actual y del futuro límite legal, el riesgo de sufrir un accidente aumenta. Los efectos del alcohol sobre el organismo son variados y afectan tanto al comportamiento como a la capacidad de percepción, concentración y coordinación psicomotora.
Elisa Capote, CEO de DAC Docencia, en entrevista para EMU
“El alcohol genera una falsa sensación de seguridad al volante, llevando a asumir riesgos innecesarios. Disminuye la capacidad de concentración, ralentiza la toma de decisiones y reduce la agudeza visual, lo que provoca que el conductor recoja menos información del entorno. La coordinación motora también se ve afectada, dificultando la ejecución precisa de las maniobras y aumentando las probabilidades de cometer errores que pueden ser fatales”
España: ¿un país que bebe y conduce?
En una reciente entrevista concedida a Telecinco, Francisco Paz, Director de Relaciones Institucionales de DAC Docencia, fue claro: «España es un país que bebe y conduce». Según Paz, el consumo de alcohol y la conducción son una combinación habitual y peligrosa que es necesario erradicar. “Debemos avanzar hacia una Ley Seca al Volante. El alcohol influye directamente en las capacidades básicas para conducir, y el filtro de la prudencia desaparece con la primera copa, llevándonos a tomar decisiones de riesgo que, sin alcohol, nunca tomaríamos”.
Francisco Paz durante entrevista para Telecinco
Paz explicó cómo el consumo de alcohol reduce la alerta ante el tráfico, afecta la toma de decisiones y disminuye la precisión y la coordinación en las maniobras. «La primera copa ya supone un riesgo», añadió, argumentando que las capacidades cognitivas y motoras empiezan a degradarse con niveles muy bajos de alcohol.
Los falsos mitos sobre el alcohol y la conducción
A lo largo de los años, han surgido diversos mitos en torno a cómo «evitar» un positivo en un control de alcoholemia. Desde masticar chicles o granos de café hasta consumir caramelos o realizar ejercicio físico intenso, todos estos métodos son ineficaces. El alcohol solo se elimina del cuerpo mediante tres vías: evaporación, excreción y metabolismo hepático, que sigue un ritmo fijo e inalterable. El hígado metaboliza el alcohol a una velocidad de aproximadamente 0,12 g/l por hora, lo que significa que el proceso de eliminación puede tardar horas, e incluso días, dependiendo de la cantidad consumida.
No existe ningún método mágico para acelerar este proceso. Desde beber agua o leche hasta ducharse o tomar café, ninguna de estas acciones reduce la tasa de alcoholemia. La única forma de garantizar que no se dará positivo en un control es no consumir alcohol antes de ponerse al volante.
ChatGPT tampoco sabe que más de la mitad de conductores fallecidos darían positivo en un Control Policial
Los primeros resultados del Verano TestVial 2024, lanzado por DAC Docencia, Ecodriver, AT Academia del Transportista, Fórmate Editorial y Help Flash, son alarmantes y muestran que más de la mitad de conductores creen que los fallecidos que hubieran dado positivo en control suponen menos del 20% del total. ChatGPT también falló en la respuesta.
Con una caña de cerveza daría positivo
Una caña de cerveza en España generalmente tiene una capacidad de entre 200 y 250 ml. y podría ser suficiente para dar positivo si se establece el nuevo límite propuesto por el gobierno.
Si el límite actual de 0,25 mg/l en aire espirado se rebaja a 0,10 mg/l, una caña, que tiene aproximadamente entre 3 y 5 gramos de alcohol dependiendo de su tamaño y el tipo de cerveza, podría provocar una tasa de alcoholemia suficiente para superar el nuevo límite. La metabolización del alcohol también depende de factores como el peso, la velocidad de consumo y si la persona ha comido o no.
En hombres, el consumo de una caña suele generar tasas de alcoholemia que van desde 0,10 a 0,20 mg/l, mientras que en mujeres estos niveles tienden a ser más altos, debido a la menor cantidad de agua en el cuerpo y diferencias en el metabolismo. Por lo tanto, con el nuevo límite propuesto, una sola caña podría ser suficiente para que una persona dé positivo en un control de alcoholemia, especialmente en personas con poco peso o con poca tolerancia.
Este cambio en los límites busca enviar un mensaje claro: no hay un nivel seguro de alcohol al volante, y la única forma de evitar riesgos es no beber nada si se va a conducir.
Hacia un cambio cultural en la conducción
La propuesta del Gobierno de rebajar las tasas de alcoholemia podría ser un paso crucial hacia un cambio cultural en la relación de los españoles con el alcohol y la conducción. En países como Suecia, Polonia y Estonia, el límite se ha reducido a 0,2 gramos por litro de sangre, y en otros como Noruega, incluso estando fuera de la UE, se ha establecido el mismo límite.
Francisco Paz insistió en su entrevista en que, tarde o temprano, España deberá plantearse una Ley Seca al Volante si quiere reducir de manera drástica los accidentes relacionados con el consumo de alcohol. «Es una cuestión de vida o muerte», concluyó, en una reflexión que pone de manifiesto la necesidad de cambiar la mentalidad social sobre el alcohol y la conducción en nuestro país.