Las habilidades docentes básicas
Habilidades docentes básicas: capacidades que permiten al personal docente, fomentar un aprendizaje activo y efectivo, promoviendo una mejora de la comunicación y las relaciones afectivas.
A continuación, se indican las habilidades docentes básicas de las que debe disponer el personal docente para el desarrollo de cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje de forma general, que son:
- Utilizar claves instruccionales:
Esta habilidad funciona mejor a mayor nivel educativo del alumnado y tiene las siguientes finalidades:
– Permitir que descansen los mecanismos atencionales del alumnado.
– Crear un clima social en la clase.
– Realizar “condicionamientos clásicos” de la “clave instruccional” con la información que se esté trabajando, para facilitar el recuerdo de la misma en situaciones futuras.
De las finalidades anteriores surge el concepto de “teoría psicológica subyacente” que orienta y guía el comportamiento del profesorado.
Definición claves instruccionales: informaciones breves que el personal docente pone a disposición del alumnado durante una explicación, una discusión, una práctica, etc., que no tienen que ver directamente con la temática de la actividad que se esté llevando a cabo, tratándose de informaciones agradables, interesantes, que estimulan el humor, sorprendentes, etc., que no requieren de esfuerzo atencional y se asimilan con facilidad.
No se debe abusar de las mismas, ya que se puede desviar de las tareas a realizar, ni tampoco deben estar ausentes, ya que la clase se puede volver pesada y aburrida.
Una forma de exponer la anécdota puede ser con la expresión “a propósito”, seguida de una exposición de 2-3 minutos para explicarla y continuar con la tarea que se está realizando. Por tanto, se lleva a cabo en 3 pasos:
- “A propósito….”
- Hacer la descripción.
- Hacer la clásica pregunta “¿dónde estábamos?”, para retomar la actividad que se estaba llevando a cabo.
Al personal docente con poca experiencia, se le recomienda que lo lleve preparado.
Pueden ser de 3 tipos:
- Breviarios culturales: se refieren a algún aspecto cultural del alumnado que no tiene que ver con el tema que se está tratando. Ejemplo: al explicar un tema de física, se puede dar un dato histórico sobre las relaciones entre el Cid y el Conde Ansúrez en el último cuarto del siglo XI.
- Estimulación humorística: puede ser un chiste, un comentario jocoso, una palabra o frase con doble sentido, una ironía, etc.
- Anécdotas: pueden ser propias, vistas, oídas, actuales, pasadas, históricas, ficticias, etc.
- Hacer preguntas:
El docente debe hacer preguntas inteligentes que contribuyan al aprendizaje del alumnado.
La finalidad de las preguntas varía en función del momento en el que se realicen, de modo que:
– Al comienzo de la clase: sirven para verificar conocimientos previos, obtener datos sobre el grado de seguimiento de la materia, recuperar conceptos, atraer la atención hacia el contenido e implicar al alumnado en la clase.
– Durante la clase: sirven para verificar el grado de comprensión de los conceptos, procedimientos y actitudes, identificar dificultades, estimular la participación, fomentar el desarrollo del pensamiento creativo y reforzar la autoestima.
– Al finalizar la clase: resumir lo explicado, comenzar una discusión, hacer reflexionar, aplicar conocimientos y transferirlos.
Son aspectos a tener en cuenta a la hora de realizar preguntas:
– Verbo a utilizar: elegir el verbo idóneo en función del tipo de respuesta que se quiera obtener: si/no, descripción, explicación, comparación, crítica, síntesis, etc.
– Escribir las preguntas: sobre todo cuando se trata de nuevos docentes, se recomienda que lleven las preguntas a realizar escritas para que no se les olviden.
– Tiempo de espera: dejar un tiempo para que el alumnado pueda responder y garantizar más y mejores respuestas.
– Aleatorizar la respuesta: variar a la hora de preguntar a alumnos voluntarios, invisibles, responder uno mismo, etc.
– Respuestas incorrectas o incompletas: en caso de respuestas incorrectas o incompletas, solicitar a otros alumnos más explicaciones, confirmaciones, clarificaciones, etc.
– Parafrasear preguntas formuladas: esto sirve para captar la atención del alumnado y facilitar la comprensión.
– Alumnado invisible: fomentar que esta parte del alumnado participe.
– Preguntas múltiples: consiste en que el alumnado formule preguntas por escrito para que posteriormente unos se respondan a otros.
– Guía de actividad instruccional: se trata de plantear preguntas sobre los objetivos que se persiguen antes de iniciar una lectura, poner un vídeo, etc.
Se deben hacer preguntas que obliguen a:
– Recordar: se trata de recuperar la información (reconocer, describir, nombrar, enumerar o identificar).
– Comprender: consiste en explicar ideas o conceptos (interpretar, resumir, parafrasear, clasificar, explicar o reformular).
– Aplicar: utilizar la información en otra situación (implementar, realizar, usar, ejecutar, relacionar, desarrollar o clasificar).
– Analizar: dividir la información en partes para una mejor compresión (comparar, organizar, deconstruir, interrogar, discriminar, detectar, categorizar, descomponer, etc.).
– Evaluar: justificar una decisión o curso de acción (probar, hipotetizar, argumentar, experimentar, juzgar, decidir, contrastar, criticar, etc.).
– Crear: generar nuevas ideas o formas de ver las cosas (diseñar, construir, planificar, producir, inventar, enfatizar, resumir, generalizar, abstraer, etc.).
Por tanto, el procedimiento a seguir a la hora de realizar las preguntas es:
- Hacer la pregunta.
- Dejar un tiempo prudencial para que los alumnos analicen la pregunta y busquen la información en su mente.
- Elegir al alumno que al que preguntar.
- Retroalimentar la respuesta.
- Ubicación en el aula:
La ubicación del docente en el aula dependerá de la actividad que esté llevando a cabo, de modo que:
– Si se está explicando: se debe colocar de frente al alumnado para que este pueda oír y ver los gestos realizados y así comprender la información transmitida. No es necesario que permanezca estático, sino que puede desplazarse de un lado a otro.
– Si se le ha realizado una pregunta: hay que ubicarse en el extremo opuesto al lugar donde se encuentre la persona que pregunta o a la que se le ha preguntado, para así fomentar la interacción del resto.
– Si el alumnado está trabajando individualmente o en pequeños grupos: lo que se debe hacer es desplazarse por la clase acudiendo a las llamadas del alumnado. Es mejor desplazarse lentamente que rápido, ya que esto último denota inseguridad.
Es importante escoger donde y cuando sentarse, así como no invadir el espacio del otro, interactuando a una distancia adecuada.
Para elogiar a un alumno se reducirá la distancia de interacción para fomentar su interés y voluntad de cooperación.
- Interacción visual:
Durante la realización de una actividad instruccional, la interacción visual con todo el alumnado será posible cuanto menos numerosos sean.
No hay que mirar al infinito, sino a cada alumno en particular, ya que esto le hace sentirse importante y se propicia el que preste más atención. Sin embargo, el tiempo de interacción tiene que ser breve (aproximadamente 3 segundos), ya que si se alarga puede resultar incómodo.
A la hora de retirar la mirada esto debe ser hacia abajo, ya que hacia arriba trasmite falta de interés o confusión.
- Utilización de los niveles de abstracción:
Se refiere al nivel de flexibilidad del docente a la hora de dar las explicaciones, basándose en niveles de abstracción, de modo que habitualmente se realizan en el nivel más alto de abstracción según las dificultades de comprensión del alumnado.
Los niveles de abstracción que existen son:
– Nivel 3 – Información: conceptos explicativos, etc. -Datos sin anclaje en realidad. -Procesos de razonamiento largos y complejos.
– Nivel-2 – Información: conceptos aprendidos o descriptivos, etc. -Datos muy alejados de la realidad. -Procesos de razonamiento más largos.
– Nivel-1 -Información: recuerdos de algo visto, oído, etc. -Datos físicamente ausentes. -Procesos de razonamiento cortos.
– NiveL-0 – Información: sensorial y/o motriz. -Datos físicamente presentes. -Procesos de razonamiento innecesarios.
Se recomienda ir bajando de nivel de abstracción para facilitar la comprensión de los conceptos.
- Velocidad de explicación:
Cuando las explicaciones se le facilitan al alumnado por medio de fotocopias, internet, libros, etc., este acomoda la velocidad de lectura a la velocidad de compresión. Sin embargo, cuando la disposición de información se hace a través del docente mediante la palabra, es este el que debe adaptar la velocidad a la de comprensión, es decir, adaptar la velocidad de la explicación a la de comprensión.
Si la velocidad de lectura es demasiado rápida, el alumnado interrumpirá continuamente para preguntar y acabará dejando de escuchar.
Entonces, cuando se introduzca información nueva, el docente debe dejar un tiempo suficiente para que el alumnado procese la información. Para ello, se pueden utilizar silencios o repetir la información de otras maneras.
A continuación, se muestra un video en el que se explican varias claves para enseñar mejor al alumnado, con algunos ejemplos: